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Siglo
XIII
Una sola
nave,
originalmente cubierta por armadura de
madera.
A través de un arco triunfal comunica con la
capilla mayor,
más baja y angosta, cerrada por un
cañón apuntado
que carece de impostas en los arranques.
La planta
de la capilla es rectangular. La integración del cuerpo
bajo de la ancha torre en el ámbito de la nave delata
que fue lo último que se construyó, y quedó inacabada a
la altura del tercer cuerpo, rematándose a modo de
espadaña
con carácter provisional.
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En una bula de
Honorio
II,
de 4 de septiembre de
1128,
se cita la pertenencia de esta iglesia a la orden del
Santo Sepulcro.
Su función sería la de atender los asentamientos de
pobladores,
extra
pontem,
ya consolidados en el siglo
XII.
Como otras iglesias de Zamora, su fundación se vincula a
la creación de un
arrabal,
en este caso el del
Santo Sepulcro,
al final del siglo
XII,
probablemente sobre un templo anterior. La naciente
burguesía medieval se encarga de su reconstrucción a
principios del siglo
XIII.
Uno de estos benefactores será el arquitecto
Giral
Fruchel
quien adjudicó los diversos bienes en su testamento para
la fábrica.
Perteneció a la
Orden del Temple,
tras la disolución de ésta, pasará a los
Hospitalarios de San
Juan quienes
atribuían su fundación a los santos Arcano y Egidio.
El muro oriental de la sacristía, calado por una
aspillera, es el único vestigio de las dependencias de
la antigua encomienda, ordenadas en torno a un pequeño
claustro que en 1603 consolidaron Cristóbal de Parada,
Francisco de Bustamante y Cristóbal de Medina.
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