PASO 15: Iglesia de Ntra. Sra. del Camino o de 'El Mercado'. |
A mediados del siglo XVI, en la parroquia de Santa María del Camino ya había una amplia presencia de personas que no tributan, procedentes del clero, grandes señores y caballeros. Entre el resto predominan los artesanos, en particular los zapateros y en menor medida tejedores y sastres; junto a ellos, algunos carpinteros, caldereros y cuchilleros (Fernández Vargas, 1968,46 y 47). La calle Puerta Moneda es una de las zonas preferidas por los zapateros, la mitad de sus vecinos (Martín Galindo, 1959, 39 y nota 2). A mediados del siglo XVIII, a juzgar por las respuestas generales anotadas en el Catastro del Marqués de la Ensenada, el perfil sociológico del barrio era "pobre: obreros y modestos artesanos", con las excepción de los marqueses de Inicio, que vivían en la Plaza del Mercado. Entre los obreros, siguen sobresaliendo los tejedores y los sastres, junto con los carpinteros y ensambladores; sin embargo, el gremio de los zapateros ha quedado reducido a dos (Martín Galindo, 1959, 94). La iglesia de Nuestra Señora del Camino o del Mercado es uno de los templos arquitectónicamente más interesantes de la ciudad porque en su fábrica, recientemente restaurada, exhibe con nitidez su evolución constructiva y sus continuas reformas. Una torre campanario clasicista erigida por Felipe Cajiga en 1598 saluda al peregrino. Bajo ella, un pórtico de la misma época, que da acceso a parte de la portada románica del templo del siglo XII. El interior conserva la ordenación original en tres naves con pilares compuestos, rehechos en el siglo XVII, quizás al mismo tiempo que se elevan los muros colaterales para dar más luminosidad; se conservan los ábsides románicos colaterales mientras que el principal fue modificado en el siglo XV y más tarde, a comienzos del siglo XVIII, se le añadió un camarín para el culto a la Virgen (Rivera, 1982, 159 y Llamazares, 1984, 110). La proximidad de la torre debió justificar que se conservara el primer tramo de los pies de la nave, cubierto con bóvedas de crucería del siglo XV (Merino, 1974, 236). En el retablo barroco de la nave sur se conserva una escultura de San Roque, uno de los santos camineros por antonomasia: fue peregrino a Roma en el siglo XIV, santo antipestoso y patrono de marineros (de ahí, quizás, el exvoto de un barco velero situado en el pórtico), canteros, empedradores y protector de los animales (Réau, 1998, 147-151). La imagen nos lo muestra vestido de peregrino con zurrón en su costado derecho, tocado con sombrero alto decorado con las llaves cruzadas que indican su peregrinaje a Roma y dejando ver una llaga ulcerosa en su pierna derecha, mientras un perro se alza sobre sus patas para entregarle un mendrugo de pan que lleva en la boca, único alimento que le sustentó mientras, aislado en un bosque, curaba su enfermedad contagiosa. El exterior del templo conserva vanos de ventana y puertas de estilo románico, ornadas con ajedrezados, junto con los dos ábsides semicirculares de las naves colaterales, que están decorados con canecillos alusivos al pecado del mundo, como el de la mujer contorsionista desnuda.
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