LA HUELLA DEL CAMINO EN LA CIUDAD DE LEÓN
PASO 23: Catedral de León

Al final de la calle Ancha, el peregrino llega a la catedral de León, la iglesia de Santa María de Regla, la pulchra leonina. Su monumentalidad (68 metros de altura en la torre sur), armonía y belleza de sus vidrieras (casi 1800 m2)deslumbran al viajero y le transportan a un ambiente especial, desmaterializado y espiritual, la Jerusalén Celeste que buscaron los promotores y artífices del nuevo arte gótico. La obra se inició hacia 1243 por el obispo Nuño Álvarez (Valdés y otros, 1994, 57-60) o hacia 1255 por el obispo Martín Fernández y el decidido apoyo de la monarquía (Gómez Moreno, 1925, 220; Lambert, 1990, 229 y Boto Varela, 1995, 117) y estaba concluida salvo la parte alta de las torres en la década de los ochenta del siglo XIII y definitivamente en el año 1303. Se reconocen las semejanzas en planta con la catedral francesa de Reims y en alzado con las catedrales galas de Chartres y Amiens, así como en las portadas monumentales e historiadas, consiguiendo como ninguna otra catedral española la conquista del muro calado y la desmaterialización espacial.

El solar sobre el que se erigió tenía hondas raíces históricas: las termas romanas del campamento, reacomodadas como templo prerrománico y dos templos románicos. Sin embargo, esos fundamentos históricos provocaron un desigual apoyo de los nuevos cimientos, que provocaban desplomes y grietas, sobre todo en el hastial sur. Por eso, la obra gótica reclamó continuas intervenciones desde finales del siglo XIV hasta el XVIII, que dieron origen a la leyenda del topo que minaba los cimientos, al que alude ya la Pícara Justina (“el topo que impedía aquel edificio”) (La Pícara, 1605 (1991), 275). El peligro de ruina era tan inminente que se hizo urgente su restauración integral, que se prolongó a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX (González-Varas, 1993) y fue el proyecto de restauración más ambicioso y complejo técnicamente de toda Europa. Se consiguió mantenerla en pie pero a costa de revestirla de una nueva imagen historicista, propia de la época de los trabajos (quitándole elementos renacentistas y barrocos, como una cúpula, añadiéndole recreaciones goticistas en sus fachadas, calando el triforio con nuevas vidrieras, sustituyendo muchos de sus sillares y vidrieras), que nunca había tenido y que ningún peregrino había contemplado hasta el pasado siglo XX.Catedral de León(Pincha en la imagen)

El romero, además de venerar las reliquias de San Froilán, ermitaño, promotor de la repoblación interior durante el siglo X y obispo de León, provincia de la que es su patrono, encuentra en la catedral muchas imágenes ligadas a la peregrinación a Compostela, además de la huella que han ido dejando en sus muros muchos de los caminantes piadosos que los precedieron. En la fachada de poniente, en la portada central del Juicio Final (datada hacia 1260-1270; Franco Mata, 1998, 330) y ocupando un lugar de honor a la derecha de San Pedro, se encuentra una escultura de bulto redondo del apóstol Santiago el Mayor, el personaje cuya leyenda fue reactivada interesadamente por razones políticas y religiosas durante los siglo VIII y IX en el reino de Asturias y que se convirtió en el motor de uno de los fenómenos religiosos, culturales y socioeconómicos que marcaron la historia de Europa: la peregrinación a Santiago de Compostela. Aquí, en una datada hacia la década de los ochenta del siglo XIII (Franco Mata, 1998, 330) se representa con la iconografía de peregrino: barbado y con el cabellos ondulado, viste túnica y manto y va calzado; sombrero con el ala corta y vuelta, adornado con concha; porta un libro y se acompaña del bordón (perdido en gran parte), pero no lleva zurrón.

 


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