2. USOS EFICIENTES Y CONTRIBUCIÓN DE LAS FAMILIAS > Consumo de Tecnología

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Un mundo en meteórica evolución, como el de las tecnologías de la información y la comunicación, se presta a la existencia de novedades en cuanto a herramientas (ordenadores, teléfonos móviles y todo tipo de complementos…) o programas y servicios. Además, es indudable que las TIC gozan de un gran prestigio social. La unión de ambos factores provoca que muchos usuarios deseen estar permanentemente “a la última” en cuanto a las dotaciones tecnológicas, lo que resulta poco menos que imposible. A esta tendencia consumista algunos sociólogos la denominan “tecnonarcisismo”.


Estamos, por tanto, ante un nuevo reto: educar a los menores como consumidores de productos tecnológicos.

  • Existen multitud de servicios y programas gratuitos, que pueden sustituir exitosamente a los de pago.
  • Las prestaciones de gran parte de las tecnologías que un menor adquiere en el mercado son muy superiores a sus necesidades reales como usuario. Un buen uso y el correcto mantenimiento de su portátil y otros aparatos pueden proporcionar mejores prestaciones que máquinas nuevas.
  • Aunque desde los centros educativos se promueve esta dimensión de la educación en valores, es importante que las familias –quienes tienen la última palabra en las decisiones respecto al consumo de los menores- colaboren, haciendo reflexionar al menor sobre la necesidad de racionalizar su relación con estas tecnologías, que usan un marketing sofisticado y recurren a productos muy atractivos e indudablemente con excesivo prestigio entre los jóvenes.

Una importante contribución de las familias a la correcta relación del menor con las tecnologías emergentes tiene que ver con sus actitudes como “consumidor”.