La accesibilidad es una condición previa para que las personas con discapacidad, hombres y mujeres puedan vivir de forma independiente y participar plenamente en la sociedad en igualdad de condiciones, es decir, poder acceder a la movilidad, comunicación y comprensión; los 3 ámbitos considerados como que pudieran estar sujetos a limitaciones por la existencia de barreras (Alonso 2002; Alonso 2003).

Hace algunos años, la accesibilidad únicamente se asociaba con la necesidad de eliminar barreras físicas. Este concepto ha ido evolucionando y, en la actualidad, se considera a la persona y a su entorno como un todo. El entorno de los estudiantes incluye todos los medios a través de los cuales se accede a los aprendizajes. Igual que existen libros en braille (por ejemplo), los docentes debemos adaptar las estrategias y metodologías, incluidas las tecnológicas a la realidad de los estudiantes para conseguir un aprendizaje significativo, globalizado y contribuir, de este modo, al empoderamiento del alumnado. De esta forma, la accesibilidad se ha convertido en uno de los mayores retos y es un indicador claro del progreso y del desarrollo del Sistema Educativo.

La accesibilidad, por lo tanto, puede ser entendida desde dos puntos de vista: accesibilidad de cualquier usuario a todos los contenidos y herramientas o accesibilidad de las personas con algún tipo de discapacidad a todos los contenidos y herramientas (interfaces y periféricos perceptibles, operables y comprensibles). Algunas de las necesidades de accesibilidad más comunes son las visuales, auditivas y motoras.