Anatomista
Leonardo da Vinci tenía una curiosidad y un afán de aprender voraz.
Si pintaba el cuerpo humano, quería saber qué había debajo de la piel. Por ello, aprendió anatomía y lo hizo diseccionando cadáveres.
Leonardo hacía anotaciones en sus cuadernos sobre los huesos y los músculos.
Además de lo puramente fisionómico él iba más allá y quería imprimirle alma a sus obras. Por ejemplo, localizó el músculo de la ira o el del dolor.