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El peregrino aborda ahora el último tramo de camino por la ciudad en dirección al río y lo realiza a través de una calle en cuyo nombre resuena, por segunda vez, la impronta jacobea: la calle Renueva, la antigua “rua nova Sancti Ysidori “. Como había sucedido en los barrios del Santo Sepulcro o de Santa Ana y en el de San Lázaro a la entrada del Camino en la ciudad, ahora, en su salida, de nuevo el Camino se convirtió en la arteria en torno a la que se articuló un nuevo suburbio: el arrabal de Renueva, que ocupaba una serna propiedad de la abadía de San Isidoro y se extendía desde las murallas hasta el río Bernesga. Su acta de nacimiento procede del año 1165 cuando se aprobó el fuero de la puebla. Aquí, el abad isidoriano ejercía el señorío pleno sobre sus pobladores, agricultores en su totalidad, quienes debían pagarle doce denarios y el diezmo, constituyéndose, así, en un territorio de abadengo con jurisdicción plena, ajeno completamente al concejo. Tres años después, en 1168, el rey Fernando II decide que el camino a Santiago cruce por el suburbio y ya en el siglo XV la calle se conoce como “strata Sancti Jacobi e Salvatori”, a pesar de que en su tránsito los peregrinos perdían, en parte, el aire de libertad que respiraban en el resto de la ciudad de realengo. Quizás por esa razón, en esta puebla no fructificaron los sectores artesanales y mercantiles tan ligados al Camino Jacobeo, sino que siempre mantuvo un perfil hortelano. Ello no fue óbice para que la Abadía promoviera la construcción de un hospital de peregrinos, llamado Hospital de San Isidoro, documentado desde 1214, y se fundara una cofradía de Santiago, mencionada en 1255 (Represa, 1969, 266-268). Pero nada jacobeo ha llegado hasta nosotros, ni tan siquiera la iglesia primitiva del barrio, la de San Esteban de Renueva, ya citada en el documento del fuero.
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