Antes de proseguir su camino, los romeros debían tomar una decisión en San Marcos: ir a Santiago por el oeste o por el norte. El dilema que tenía lo expresaba la siguiente frase tradicional: “Quien va a Santiago y no va al Salvador, sirve al criado y deja al Señor”. San Marcos fue y es, pues, una encrucijada en los caminos de peregrinación como lo recordaba el peregrino Guillaume Manier en 1726: “Después de esto fuimos a buscar la pasada al hospital de San Marcos, ante el que se encuentra una cruz, de la que se habla en la Chanson de Saint Jacques, donde los peregrinos eligen el camino de la derecha o el de la izquierda, aunque los dos van a Santiago; el de la derecha lleva también a San Salvador. “(Casado y Carreira, 1985, 64). La chanson tradicional del Cancionero francés decía: “Quand nous fûmes hors de la ville/nous nous assimes tous ansamble/prés de une croix,/il y a un chemin à droit/ l’autre à gauche:/ l’un mene a Saint-Salvateur,/l’autre a Monsieur Saint-Jacques“ (Viñayo, 1992, s.p.). Para tomar el Camino del Norte o la peregrinación a San Salvador de Oviedo, el romero partía por el lado oriental del Hospital, siguiendo la margen izquierda del río Bernesga, a través de la antiguamente llamada “cal de peregrinos” y actualmente Avenida de los Peregrinos (Viñayo, 1999, 181) por la que llegaría a Carvajal de la Legua, valle del Gordón y puerto de Pajares. El peregrino de esta ruta también podía enlazar con ella en la Robla, tras cruzar el puente de San Marcos, siguiendo a la derecha por el barrio de Pinilla hacia Lorenzana, Campo de Santibáñez y la Seca (Valderas y Rubio, 1993, 13)
Si el romero seguía el camino de Galicia, debía cruzar el Puente de San Marcos. Un puente sobre el Torío le saludó a la entrada de la ciudad y este puente sobre el Bernesga le despedía a la salida. La mención más antigua corresponde a la fecha precitada del año 1152, cuando estuvo bajo la vigilancia del arcediano Don Arias; tres años después ya se le menciona como “opus pontis de Bernesga” y en 1171 el puente figuraba bajo la advocación de San Marcos (Martín, 1977, 21 y 22). Sin duda, la decisión de Fernando II de hacer pasar el Camino Jacobeo por aquí reactivó su importancia. La fábrica actual es renacentista y fue construida por los maestros de obras Felipe y Leonardo de la Cajiga a finales del siglo XVI. Por suerte, no prosperaron los proyectos que pretendieron hacer pasar el ferrocarril de León a Matallana por encima del puente, del año 1909, ni el de ampliar su calzada a doce metros, del año 1949, y ha llegado hasta nosotros en su estado original. Es una obra de buena sillería con ocho ojos de bóvedas de cañón apoyados sobre gruesas pilas con tajamares escalonados de planta ojival. (Fernández, Abad y Chías, 1988, 212-217)
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Puente de San Marcos |
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