LA HUELLA DEL CAMINO EN LA CIUDAD DE LEÓN
PASO 8: Hospital del Santo Sepulcro.

Al otro lado de la calle jacobea, se encontraba el hospital de Jerusalén y del Santo Sepulcro, más tarde denominado hospital de don Gómez. Se menciona por primera vez en el año 1123, y estaba destinado a los peregrinos y transeúntes. Esta alberguería perteneció inicialmente al cabildo catedralicio (por eso, en ocasiones también se llamó hospital de Santa María) y a los parroquianos de la iglesia del Santo Sepulcro, pero desde 1394 pasó a depender exclusivamente del comendador de la Orden y rector de la parroquia (Vázquez, Lacarra y Riu, II, 1949, 245-248; Álvarez, 1992, 67). El edificio sería, probablemente, de dimensiones modestas, como la mayoría de los de la ciudad, salvo el de San Marcos, y tendría, posiblemente, menos de doce camas. Como todos los hospitales jacobeos estaría protegido por los monarcas con la concesión de inmunidad, por lo que nadie podía entrar en él por la fuerza ni dañar sus heredades. Los peregrinos eran recibidos amablemente por un hospitalero, que anotaba sus pertenencias; se les lavaba los pies, dando cumplimiento cristiano de hospitalidad y caridad; comían la ración de pan y vino, junto con verduras y carne según las posibilidades económicas de la institución, y se acostaban en lechos de madera, siempre separados los hombres de las mujeres, en los que disponían de sábanas, manta y almohada; una misa diaria en la capilla del hospital, atendida por el rector de la iglesia del Santo Sepulcro, permitía a los romeros recibir los sacramentos. Normalmente, la estancia era de una jornada, salvo en caso de enfermedad. (Vázquez, Lacarra y Uría, 1949, I, 281-399).


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