La normativa existente y su utilización para la prevención del acoso escolar mediante las Nuevas Tecnologías
Como ya se ha dicho en más de una ocasión, Internet es una de las mayores evidencias del progreso social, económico y político de nuestros tiempos, haciendo accesible la información y la comunicación a nivel global para cualquier persona que se conecta al World Wide Web. Y, sin embargo, también puede ser utilizado para perpetrar acciones delictivas que atacan a valores jurídicos protegidos, como son la libertad, la intimidad personal y familiar, la propia imagen, la dignidad humana, etc.
En lo que se refiere a los menores, en los últimos años, esta gran herramienta educativa ha demostrado ser un arma de doble filo, ya que engendra muchos peligros para los más vulnerables. Según la Agencia de Calidad de Internet estos peligros se podrían clasificar de la siguiente manera:
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Personales. Aquellos riesgos que consisten en la existencia de distintos acosadores que utilizan los foros, los chats y los programas de mensajería instantánea tipo Messenger y Skype para lograr captar a sus víctimas, menores de edad, fáciles de engañar y mucho más accesibles que cualquier otra persona.
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De contenido. Estos peligros se refieren al acceso, voluntario o involuntario, a contenidos como imágenes, vídeos o textos violentos, de carácter sexual, racista, xenófobo o sectario, no apto para todos los públicos.
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De adicción. Este riesgo se refiere al comportamiento que pueden adquirir los niños, igual que los adultos, de dependencia del uso de Internet, también llamado "desorden de adicción a Internet".
Por otro lado, según afirma la ONG Protégeles, en los últimos años, la aparición de una nueva práctica conocida como ciberacoso o cyberbulling, ha supuesto la manifestación de una nueva forma de acoso escolar. El ciberacoso5 se puede definir como una agresión psicológica, sostenida y repetida en el tiempo, perpetrada por uno o varios individuos contra otros, utilizando para ello las Nuevas Tecnologías. Actualmente, el ciberacoso es una forma de humillación en los colegios entre los adolescentes por la que son víctimas de agresiones realizadas a través de la red. Un método habitual para llevar a la práctica este medio de violencia suele ser el acceso a páginas web para realizar insultos, mensajes intimidatorios, difusión de rumores crueles, fotos trucadas o amenazas (bajo el amparo de un seudónimo) entre compañeros de un mismo colegio o de varios centros educativos.
El ciberacoso es una nueva forma de acoso escolar, y se refiere a diferentes tipos de acoso (racista, homofóbico, o acoso relacionado con discapacidades, etc.). La diferencia es que el acoso se realiza a través de las Nuevas Tecnologías. El ciberacoso incluye una variedad muy amplia de comportamientos inapropiados, incluyendo el abuso, las amenazas, los insultos, e igual que el acoso escolar, está dirigido a dañar el bienestar de la persona acosada.
Entre las principales características del ciberacoso, se podría citar:
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Para considerar una actuación como ciberacoso, se debe tener en cuenta si la agresión es repetida. Un episodio aislado de envío de mensajes inapropiados o incluso desagradables, aun cuando sea reprobable, no puede ser considerado como tal.
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La difusión de información a través de Internet es inmediata y el alcance de la posible agresión es difícilmente cuantificable. Una vez realizado, a veces no es posible detener su propagación, ni aun para el agresor que la inició.
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Como norma casi general, cualquier episodio de ciberacoso es la transposición de situaciones de acoso en la vida real e incluso de acoso escolar. Además, también es habitual que se produzca en una situación de poder del acosador respecto de la víctima.
Como apuntamos anteriormente, el ciberacoso se realiza mediante la utilización de cualquier medio tecnológico, especialmente aquellos que favorecen la relación entre usuarios. Los más habituales, por su proliferación entre los colectivos a que nos referimos son:
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El teléfono móvil. Envíos de sms, grabación de secuencias de vídeo, etc.
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Internet. La actual facilidad de acceso y el anonimato que se cree que proporciona, hacen de este medio el más utilizado.
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Por otro lado, actualmente las redes sociales como Youtube posibilitan la difusión global de actuaciones que antes se "limitaban" a enviarse de móvil a móvil mediante mensajes o conexiones a través de bluetooth o infrarrojos.
El ciberacoso se puede manifestar en distintas formas, algunas de ellas más difícil de detectar o menos asociadas con las formas habituales de acoso:
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Amenazas e intimidación, que se puede realizar a través del teléfono móvil, el correo electrónico, los comentarios en la red, las redes sociales, etc.
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Acoso o acecho. Los mensajes repetidos, prolongados e indeseados, ya sean explícitamente ofensivos o no, representan una forma de acoso. El acoso online puede provocar daños psicológicos serios y miedo, la navegación online transformándose así en una fuente de malestar. Estas formas de acoso online incluyen: los mensajes de textos o la mensajería instantánea con contenido indeseado, la utilización de los foros públicos para realizar comentarios difamatorios o despectivos; la utilización del spyware; el envío de virus informáticos, etc.
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La denigración o la difamación. El ciberacoso incluye también la publicación de mensajes difamatorios sobre un individuo y, generalmente, se refieren a insultos. Los alumnos pueden utilizar sus teléfonos móviles o correos electrónicos para enviar mensajes sexistas, homofóbicas o racistas, por ejemplo, o pueden utilizar otro tipo de diferencias -una discapacidad física o mental, el origen cultural o religioso, la posición socio-económica, etc.
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La exclusión y el rechazo. La exclusión online puede ser más difícil de detectar que en la vida real. Las redes sociales, como Facebook, Tuenti, etc. ofrecen una plataforma para que los jóvenes establezcan relaciones de amistad y de comunicación con otros miembros de la red. Estas redes pueden representar una importante extensión del espacio y la actividad social de los jóvenes. Sin embargo, a través de estas plataformas, los alumnos pueden crear grupos cerrados para protegerse de contactos indeseados. En este marco, pueden aparecer situaciones de exclusión y/o rechazo de uno de sus miembros, situaciones que pueden tener importantes consecuencias emocionales.
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El robo de identidad, el acceso no autorizado y suplantación de identidad. El pirateo significa, habitualmente, que otra persona tiene acceso a la cuenta de otro usuario de la red, a través de la decodificación del nombre de usuario y la contraseña. Este tipo de acciones se pueden utilizar como forma de ciberacoso, utilizando y copiando la información personal de un usuario, incluyendo correos o imágenes para acosarlos e humillarlos. Esto puede incluir la publicación de información privada en sitios públicos, la impresión y difusión de información personal, etc. Estas formas de ciberacoso también pueden referirse a las situaciones de eliminación de información personal de un usuario o las situaciones de suplantación de identidad.
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La difusión de información personal o privada e imágenes en sitios públicos.
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La manipulación. La manipulación es una forma de ciberacoso muy poco considerada por su dificultad a la hora de detección. Desgraciadamente, existen muchos casos de ciberacoso manipulativo. Los ejemplos incluyen la presión ejercida sobre un usuario para revelar información personal o para concertar una cita. Otras formas pueden implicar el hacer a un usuario hablar o comportarse de forma provocativa. La manipulación también es utilizada por los adultos que tienen un interés sexual en los niños e intentan convencerles con el objetivo de conocerles en persona.
En este sentido, es evidente que el ciberacoso tiene efectos emocionales devastadores en sus víctimas, socavando su bienestar e invadiendo espacios muy necesarios para el menor como son su descanso o su tiempo de estudio.
Con motivo de la celebración del Día Europeo de Internet Seguro (10 de febrero de 2009), el presidente de la ONG Protégeles indicó que el 20% de las denuncias atendidas por esta ONG, durante el año 2008, eran relativas a situaciones de ciberacoso, fenómeno que, en el año 2006, apenas alcanzaba el 1%. En cuanto a las consecuencias de esta forma de acoso, son sobre todo emocionales, aunque en un 13% de las situaciones se derivan consecuencias físicas y disminución del rendimiento escolar, un 6% provoca aislamiento social y el 3% genera absentismo escolar.
Por ello, la importancia de las herramientas de protección, tanto legal como civil, es fundamental. La configuración de unas leyes que regulen la materia y penalicen las conductas perjudiciales es esencial, pero no suficiente. Todo ello se debe complementar con una importante labor educativa por parte de las familias y los docentes que, a través de su experiencia, deben fomentar un buen uso de estos medios.
La necesidad de conocer y saber utilizar Internet es una condición primordial en la sociedad actual, por lo que la protección, en todos sus términos, no debe privar a los menores de esta herramienta, imprescindible en su vida laboral. La prohibición y el control no representan el camino hacia una navegación segura y responsable de los menores. Es importante enseñarles a utilizar esta herramienta con criterio, haciendo un buen uso de los muchos beneficios que aporta, pero también es necesario darles a conocer la manera de afrontar determinadas situaciones.
Por ello, la protección legal representa el paso inicial fundamental para asegurar unos hábitos adecuados de uso de Internet.
En este sentido, en la segunda reunión celebrada por el Grupo Multidisciplinar, se ha propuesto la elaboración de un guía de uso y procedimiento para la prevención del acoso escolar mediante las Nuevas Tecnologías, que recoja tanto las normas de uso como el procedimiento sancionador.
Atendiendo a este objetivo, a continuación se presentan los principales hitos en materia de legislación con respecto al uso delictivo e ilegal de las Nuevas Tecnologías.