La protección legal de los menores frente al ciberacoso
La incesante expansión de las conexiones a Internet está haciendo accesible la red a un mercado cada vez más amplio, variado, y menos restringido, por condicionantes socioeconómicos o culturales. Los tiempos en que el privilegio de la información "on-line" se reservaba al mundo científico o empresarial se quedan atrás; hoy en día, por poco más de lo que cuesta un café, incluso las personas sin ordenador personal, pueden acceder a Internet y navegar libremente en la red.
La plena alfabetización tecnológica, tan recomendable en la sociedad actual e imprescindible en la venidera, parece entonces un hito fácilmente alcanzable, una realidad que llegará a materializarse por sí misma sin necesidad de esfuerzo u orientación.
Sin embargo, esta mayor disponibilidad del acceso a Internet, y la fabulosa capacidad de movimiento virtual que nos proporciona, trae aparejada un delicado equilibrio entre la libertad de información y expresión y la adecuación a la legalidad de la información recibida o proporcionada según su propia naturaleza o el destinatario de ésta.
Es sabido que la evolución de la normativa relacionada con las Nuevas Tecnologías a menudo no es capaz de dar alcance a la potencialidad de los nuevos servicios proporcionados por la red. Y al amparo de la magnitud de este potencial y de la vastedad inabarcable de información presente en Internet, han surgido contenidos en la red que caen en el más flagrante de los delitos sin necesidad de nuevas leyes: vulneración de los derechos de la propiedad intelectual, pornografía infantil, menosprecio a la dignidad personal, exaltación de la violencia, apología de conductas contrarias a la salud pública, etc.
Por ello, es necesario saber "qué puede pasar si...". Ser consciente de las responsabilidades que cada uno de nosotros tenemos respecto al uso de Internet y actuar correctamente ante este tipo de situaciones se convierte entonces en el mejor antivirus para la protección de nuestros derechos.