Ponga un Cervantes en su vida
En 2016 recordamos la muerte de Cervantes hace 400 años y la mejor manera de rendir homenaje a tan insigne escritor es leerlo. Sin duda. En particular, El Quijote, aunque no sólo: ahí están, por ejemplo, las deliciosas Novelas Ejemplares. El Quijote es una obra curiosa porque ha tenido éxito a pesar de que es una sátira del género más popular de la época de Cervantes, los libros de caballerías, que son, sin embargo, apenas conocidos en nuestra época. Don Quijote es un loco maravilloso y, a poco que cabalgues a su lado, como le ocurrió a Sancho, ya no sabrás qué es lo verdaderamente real y qué no. Nos enseña que hay mucha fantasía delante de nosotros aunque no sea perceptible a primera vista y menos con una mirada rutinaria de las cosas. Esto es lo que aprende Sancho panza y eso es, precisamente, lo que más me gusta del libro: la metamorfosis de Sancho. Cervantes utiliza a un loco para decir verdades como puños (en un tiempo, por cierto, donde no había libertad de expresión) y para examinar críticamente el mundo que le tocó vivir.
El Quijote es más que un libro para mí: forma parte de mi biografía. Mis hermanos y yo somos la primera generación de nuestra familia que hemos podido tener estudios. Mis padres, que no los tenían, pero que albergaban más pasión por aprender y más aprecio por la cultura que todos nosotros juntos, apenas llegaron a juntar unas docenas de libros. Y, entre ellos, destacaba una edición antigua de pastas duras y color verde del Quijote, con ilustraciones, que yo leía cuando era niño y que guardo como la mejor herencia. De adolescente, en el Instituto del Pinar de la Rubia, fundé, con otros amigos estupendos, una revista escolar, a la que pusimos el nombre de la Isla que iba a gobernar Sancho, Barataria. En algún momento fuimos infectados por la utopía de un mundo mejor. Y, cuando, más tarde, escribí mi tesis doctoral, sobre el derecho de propiedad privada, la abrí con el maravilloso discurso de Don Quijote a los cabreros en el que se hace eco del ideal medieval de justicia e igualdad: "Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quienes los antiguos pusieron nombre de dorados...porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío".
A pesar de la melancolía que destila y de que a veces no es sencillo de leer, El Quijote es, por encima de todo, un libro divertido, escrito con humor e ironía. Y el centenario de este año es una buena excusa para disfrutarlo.